La hipertensión, conocida como el “asesino silencioso”, sigue siendo una de las principales causas de muerte en las Américas, afectando al 20% de los adultos en la región, según un reciente informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicado el 16 de mayo de 2025. Este padecimiento, que contribuye a aproximadamente un millón de muertes anuales por enfermedades cardiovasculares, puede prevenirse y controlarse con un enfoque renovado en la atención primaria de salud.
La OPS enfatiza que fortalecer los sistemas de atención primaria es fundamental para abordar la hipertensión de manera efectiva. Esto incluye mejorar el acceso a diagnósticos oportunos, garantizar tratamientos asequibles y promover cambios en el estilo de vida, como una dieta saludable, actividad física regular y la reducción del consumo de sal. Según el organismo, solo el 35% de las mujeres y el 23% de los hombres con hipertensión en la región tienen su presión arterial bajo control, lo que refleja una brecha significativa en la gestión de esta enfermedad.
El informe subraya que la atención primaria bien estructurada permite identificar casos de hipertensión antes de que deriven en complicaciones graves, como infartos o accidentes cerebrovasculares. Además, la OPS aboga por la integración de estrategias comunitarias y la capacitación de profesionales de la salud para mejorar la adherencia a los tratamientos y fomentar la prevención.
En el marco del Día Mundial de la Hipertensión, conmemorado el 17 de mayo, la OPS hace un llamado a los gobiernos, sistemas de salud y comunidades a priorizar la detección temprana y el manejo adecuado de esta condición. “La hipertensión no muestra síntomas evidentes en sus primeras etapas, pero sus consecuencias son devastadoras si no se trata a tiempo”, señaló un representante de la OPS.
La organización también destaca la importancia de empoderar a los pacientes mediante la educación sobre factores de riesgo y la promoción de entornos que faciliten estilos de vida saludables. Con una acción coordinada, la OPS estima que se podrían evitar miles de muertes prematuras en la región, avanzando hacia sistemas de salud más equitativos y resilientes.