Hace 25 años, cuando la ONG Transparency International lanzó su Índice de Percepciones de la Corrupción, los Estados Unidos era en la 15a posición. Unos 25 años más tarde, ha caído a la 25a posición. Parte de su caída refleja la inclusión de países, como Estonia y Bhután, para los cuales no había datos en 1995. Pero solo parte. Qué está pasando en ese país?, y, Qué puede enseñarnos sobre la evolución de la República Dominicana (posición 137) en los años a venir.
Hemos visto en esta columna en las últimas semanas tres factores importantes que influyen el nivel de la corrupción (y pues el ranking). Estos son la riqueza del país, su nivel de desigualdad, y la transparencia e informatización de procesos oficiales. En la dirección positiva, la riqueza de Estados Unidos sigue igual, y la transparentación e informatización de los procesos gubernamentales obviamente han avanzado mucho en los últimos 25 años. Pero en la dirección negativa, hay varios factores contribuyendo.
Es bien reconocido que la desigualdad norteamericana ha estado creciendo en las últimas décadas. Menos reconocido es que la desigualdad ha crecido aún más dentro de los ricos. Es decir, si tomamos los ingresos totales del 10% más ricos del país, la parte del 1% (y también del 0.1%) dentro de esta suma ha estado creciendo.
Esta desigualdad dentro de los ricos--la clase gerencial y profesional--combina con una tendencia ideológica. El concepto del éxito norteamericano siempre ha sido basado en el concepto de meritocracia. Es decir, si uno sube en la vida, es porque uno es más talentoso que los demás y merece el éxito. Pero en las últimas décadas, hemos visto una intensificación de esta tendencia. No solamente es que subir al pico profesional le lleva más dinero con la desigualdad creciente entre los ricos, pero también el prestigio y, más importante, la autoestima de miembros de esta clase depende de su éxito.
Hace dos semanas, esta columna propuso que, en países en desarrollo, el deseo de quedarse en la clase cómoda y el temor de volver a la pobreza fue un factor motivador de la corrupción. Pero en este caso, estamos viendo el mismo fenómeno, pero vinculado con el temor de una pobreza de prestigio y de autoestima.
Hemos visto los extremos a los cuales la gente están listos a ir con el reciente escándalo de admisiones a universidades prestigiosas. Varios ricos, desde personalidades de Hollywood a líderes de bancos de negocios, hicieron pagos ilícitos para obtener puestos en estas universidades--Stanford, Yale, y otras--para sus hijos tras la falsificación de sus expedientes. Fuera de este caso, los padres del 10% están listos a gastar miles de dólares para fortalecer los expedientes de sus hijos, para su propio prestigio y para facilitar la entrada en empleos prestigiosos cuando salen con sus licencias. Pagan un coach para mejorar sus notas en los exámenes nacionales, puede ser otro para mejorar su estilo escrito con sus ensayos, o pagan vacaciones trabajando en países pobres para mostrar su dedicación a mejorar el mundo.
A pesar de los sobornos descubiertos en el escándalo, estas prácticas no son ilegales. Y esta es la llave para comprender la corrupción norteamericana moderna: no es ilegal. El caso más obvio es el papel del dinero en la política: donaciones a las campañas esencialmente sin límite de compañías con intereses pasando frente al elegido; una vez en función, los oficiales son él objetivó de gastos de lobby político que exceden los $3 mil millones al año. Y, hasta 2012, no fue ilegal para congresistas utilizar información privilegiada para ganancia privada; aún ahora hay impedimentos que hacen difícil enjuiciarlos.
Al nivel de individuos, hemos visto a varias personas sacrificar sus principios para obtener puestos de alta responsabilidad en el gobierno de Donald Trump, en servicio de sus carreras profesionales. Y la regla para personas trabajando en una burocracia, ya sea pública o privada, que "Se olvidan los éxitos rápidamente, pero los errores nunca," se queda. Esa puede influenciar personas cuidadosas de su carrera a hacer más para esconder esos errores--especialmente si se trata de acciones que beneficien a él mismo.
El nivel de riqueza de la República Dominicana sigue subiendo, y la informatización también. En el futuro, uno puede esperar que el nivel de corrupción bajará, y el ranking subirá. Pero en este proceso, vale estar atento a esta forma de corrupción lícita, para que el país vea una reducción real en el nivel de corrupción.
Se comenzó esta serie con 'el problema de Mateo 6:24', que "nadie puede servir a dos señores". El problema persiste, y en todos los países el cambio viene lentamente. Leyes y controles tienen su papel para limitar el problema de la corrupción, pero son los incentivos--y los desincentivos--que imponen la sociedad y la estructura económica de cada país que son los más fuertes determinantes de sí un país sube o baja en los rankings de Transparency International. El desarrollo en sí no lo hace.
Wayne W. Camard
Económista
Todavía sigo perplejo ante lo poco que le ha costado Twitter a Elon Musk. El magnate atesora tal patrimonio que, después de pagar 44.000 millones de dólares, aún es el hombre más rico del mundo.
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