¿Un Impuesto Privado?

La firma es la clara expresión por excelencia de la voluntad de una persona libre. Pero en República Dominicana, como en algunos otros países, es casi sin valor. Lo que vale es la firma de un notario. Para obtener esta firma, hay que pagar, a veces una suma grande. 

La teoría es que el notario tiene fe pública, y garantiza la veracidad de una firma. ¿Cómo? En teoría, actuando como testigo privilegiado, suponiendo que es una persona de probidad absoluta.

Es la teoría. En la práctica, son muchos (todos?) los notarios quienes delegan su estatus privilegiado a sus clientes. Esta práctica es tan aceptada que los bancos envían los contratos de préstamos, hasta contratos de compra-venta inmobiliaria con préstamos hipotecarios, a notarios ausentes--transacciones de alto valor, especialmente par las partes. Y este no es un secreto: es la costumbre. Y se supone que se hace así porque es demasiado costoso tener el notario presente.

Porque seamos claros: el Colegio Dominicano de Notarios es un monopolio, y el número de notarios en cada provincia se queda bajo su control. Y hay que pagar.

Ahora bien, hay un truco importante detrás de lo cual se esconde el costo real de este monopolio. Para ser notario, uno tiene que ser abogado. Así, muchas veces se mezcla el servicio monopolístico de otorgar su calidad de fe pública con servicios legales ordinarios a precios más altos de los que el cliente puede conseguir con un abogado fuera del monopolio.

Se puede argumentar que los notarios ofrecen un perito especial. Es verdad que, para ser notario, hay que pasar una formación del CDN, pero es una formación mínima, suficiente para ejercer correctamente las funciones específicas de notario. Lo demás es la formación académica y la experiencia. Y no comentaré el proceso de selección de los notarios dentro de los candidatos que se presentan.

Se podría justificar la combinación de las funciones notariales definidas de manera estrecha con las funciones de un abogado. Este tendría que suponer que hay una manera de disciplinar un notario quien (por seguir con el ejemplo) firmó un acto sin estar presente. El castigo podría consistir en sacarle no solamente su estatus de notario pero también su derecho para practicar el derecho. Pero la disciplina de abogados es muy floja: hasta la página internet "Jurisdicción Disciplinaria" del Colegio de Abogados no existe (el famoso "error 404").

Al parecer, no hay sanción evidente para un notario que no cumple con los requisitos de su función. Y así, la firma de un notario no añade valor, solamente cuesta. Como quiera, hay que pagar. Puede ser que su consejo profesional de abogado vale el precio, pero no es automático. Desde este punto de vista, el mecanismo notarial funciona como un impuesto simple, pero cuyos beneficiarios son personas privadas (y posiblemente los que nombran los notarios).

¿Cuál es la solución a esta carga innecesaria sobre los dominicanos y su economía? Se podría imaginar varias opciones:

• Lo más sencillo sería aumentar el número de notarios, tal vez dando acceso a todos los abogados llenando los requisitos. En este caso, la competencia debe reducir el beneficio monopolístico de la carga de notario. 

• Otra solución, posiblemente implementado conjuntamente con la proposición anterior, sería simplemente fortalecer el mecanismo disciplinario para los notarios, tal vez en conjunto con el Colegio de Abogados.

• Se podría sacar las funciones notariales de los abogados completamente, para separarles de las funciones legales como la preparación de los documentos a firmar. En este caso, se podría introducir un cuerpo de notarios independientes, llenando ciertos criterios, o vinculándolos con otra profesión (contadores públicos?).

• Están apareciendo opciones tecnológicas interesantes. Lo más básico, se podría imaginar grabando (con un teléfono celular) cada participante firmando un documento. Se podría acompañar esto con una declaración a la cámara confirmando identidad e intención de firmar el documento, que podría también aparecer en el video. ¡Pero este es un ejemplo primitivo de lo que es posible...y se podría aún regresar a una tecnología más primitiva, las huellas digitales!

Un grupito de abogados seleccionados están extorsionando sumas innecesarias con la colaboración del estado, mientras que al estado mismo le faltan recursos para mejorar las vidas de los dominicanos. Es tiempo de abolir este impuesto privado. No es más que un abuso. Hay que no pagar.

Wayne W. Camard